ROMERIA DEL LUNES DE RESURECCIÓN

    Después del recogimiento espiritual que supone la celebración de la Semana Santa, y como desahogo a los días de sacrificio vividos, tiene lugar la tradi­cio­nal Romería del Lunes de Resurrección, que es una costumbre secular muy arraigada que se pierde en el paso de los tiempos. Es Fiesta Local y el pueblo devoto va en peregrinación al Santuario de Ntra. Santísi­ma Virgen de la Sierra a festejar el magno acontecimiento de la Resurrec­ción de Cristo.

    Antiguamente, hasta no hace muchos años, se iba al festejo en caballe­rías y carruajes, que se enjaezaban y atalajaban en la medida de lo posi­ble. La gente madrugaba y, se puede decir que, durante toda la noche del Domingo al Lunes, a su paso por las calles, el movimiento de campanillos, los pasos de las caballe­rías y el traqueteo de las ruedas de los carros no dejaban de sonar. Una vez allí, estos carruajes, para la vuelta, se solían adornar con ramas de tomillo y romero dándole colorido y vistosidad a las caravanas que se formaban en todo el recorrido. Estas costumbres han ido desapareciendo al darle paso a los tractores y a los automóvi­les, que son el medio de locomoción de hoy día.

    Siempre había familias o grupos de personas que animaban la fiesta formando los clásicos bailes como las jotas, fandangos y pasodobles, al son de guitarras, bandurrias y alguna acordeón acompa­ñándose con las castañe­tas. Esta escenificación normalmente se inicia­ba en torno al “hato”, haciéndose extensivo al parador y al patio para terminar allí la fiesta. Últimamente, al igual que ha ocurrido con los medios de comunicación, este folclore musical ha cambiado y ha sido sustituido con las orquestas de instrumentos de viento y de percusión organiza­das por comparsas y charan­gas.

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